Para pertenecer al círculo íntimo de Dios, debemos involucrarnos seriamente en sus sueños, y caminar a su ritmo hasta llegar a lograrlos.
“10Y alzó Lot sus ojos, y vio toda la llanura del Jordán, que toda ella era de riego, como el huerto de Jehová, como la tierra de Egipto en la dirección de Zoar, antes que destruyese Jehová a Sodoma y a Gomorra. 11Entonces Lot escogió para sí toda la llanura del Jordán; y se fue Lot hacia el oriente, y se apartaron el uno del otro. 12Abram acampó en la tierra de Canaán, en tanto que Lot habitó en las ciudades de la llanura, y fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma” (Gn 13:10-12)”.
Abraham llevaba en sí mismo el sueño de Dios, pero Lot no lo pudo discernir. Por el contario escogió el camino que le pareció mejor, el que a sus ojos era el más redituable. La tierra que aparentemente le convenía más y le iba a dejar mayor ganancia. ¡Pero que equivocado estaría en su elección!
Muy pronto se daría cuenta que esa tierra que a el le parecía de prosperidad y bendición, se transformaría en la tierra de conflicto, dolor y esclavitud.
Lot dejando de lado a quién acarreaba el propósito y por lo cual tenía la bendición de Dios, le dio la espalda a Abraham y ese fue su mayor error. Ya que poco después necesitaría que ese mismo siervo, al que el tan atrevidamente le había dado la espalda, le pudiera libertar de las manos de aquellos que, sin él contar con la protección Divina habían podido hacerle cautivo.
“14Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. 15Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. 16Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente” (Gn 14:14-16).
Tengamos siempre en cuenta, que sin un verdadero propósito, al servicio de los sueños de Dios, estaremos lejos de poder discernir en realidad cual es la tierra de prosperidad para nuestra vida. Por lo que le aliento a alentar el sueño del Señor en el siervo. Para que como sucedió a Abraham, quién no escogió la mejor tierra, sino que permitió que la tierra más árida pudiera ser transformada en la más fértil. Esto es, través de su obediencia y fidelidad a ese Dios “que llama las cosas que no son como si fueran”, (Ro 4:17).
Es mi oración que en este día pueda visualizar el sueño Divino y sirviéndole entrar a la tierra regada por el Espíritu Santo de Dios que no le dejará sin fruto.
Con amor,
Profeta Graciela M.
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