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Cinco Propiedades de la Unción

La Unción nos proteje, más allá de nuestras propias fuerzas

«20 Hallé a David mi siervo; Lo ungí con mi santa unción.21 Mi mano estará siempre con él, Mi brazo también lo fortalecerá.22 No lo sorprenderá el enemigo, Ni hijo de iniquidad lo quebrantará;23Sino que quebrantaré delante de él a sus enemigos, Y heriré a los que le aborrecen.24 Mi verdad y mi misericordia estarán con él, Y en mi nombre será exaltado su poder.25Asimismo pondré su mano sobre el mar, Y sobre los ríos su diestra» (Sal 89:20-25).

La Unción del Espíritu Santo, es algo de lo que muchos hablan, pero a menudo, poco saben lo que específicamente que debe esperar de ser ungido. A veces se piensa, que es solo una experiencia emocional, llorar o caerse al suelo, otros van más allá y piensan que es una espiritual; como tener una visión. Tienden a pensar, que si alguien pone sus manos con aceite sobre nosotros, dice una corta oración. Entonces, seremos gloriosamente transformados. Déjeme decirle, que no es así. Existe una gran diferencia, entre ser ungido y tener la unción. Y por supuesto, que lo primero que deberíamos proponernos, es consagrarnos y dedicarnos por completo al Señor. Entregándole a él nuestra vida, limpiando nuestro corazón del pecado. Pues, la unción, es la misma presencia del Señor, y no puede habitar en un lugar pecaminoso. Además, procurar renovar continuamente nuestra relación en obediencia.

Ahora, veamos lo que la Unción del Señor produce en nosotros. Lo primero, como hemos leído, nos fortalece. -mi brazo también lo fortalecerá-. Ya no nos sentiremos débiles o incapaces, Dios será nuestra fortaleza en cualquier situación. Como en la vida de David, que podía decir que fuese león fuese oso, el lo mataba, (1 S 17:36). Ya no nos sentiremos indefensos frente a quiénes sean más fuertes que nosotros, pues nadie nos podrá vencer si Dios con su Espíritu está con nosotros.

Lo segundo, el enemigo ya no nos podrá dañar. Cuando la Unción está sobre nuestras vidas, prevalece contra todo lo que nos quiera dañar. Su protección estará sobre nosotros, aún la enfermedad, o los ataques emocionales del enemigo, no podrán prevalecer contra ella. Volvamos a leer la Escritura. «22 No lo sorprenderá el enemigo, Ni hijo de iniquidad lo quebrantará» (Sal 89:22). Sean las fuerzas demoníacas, las adversidades, o estaciones de aflicción, nunca podrán socavar nuestra fe, dejándonos sin fundamento. En este Salmo, David nos comparte la imagen que el asiduamente experimentaba; cuando ungían a las ovejas para que las moscas no se posaran sobre ellas infectádoles. A todos nosotros, como ovejas del Señor, él nos ha provisto de su aceite Divino, de su maravillosa presencia. La cual, es temida a tal punto, que nada ni nadie podrá hacernos daño. Dios quebrantará a todos nuestros enemigos delante de nosotros. De modo que no tema ningún mal que lo quiera amedrentar.

«5Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando» (Sal 23:5).

Lo tercero que hará, es que nos establecerá en autoridad. El nombre de Jesús, tiene toda autoridad, y su Sangre nos liberta de todo dominio o falsa autoridad. Nos ha dado el poder de hablar como hijos de Dios su palabra. Y esa palabra tiene toda autoridad, y al proclamarla, esa autoridad nos guarda, y nos establece con seguridad.«24 Mi verdad y mi misericordia estarán con él, Y en mi nombre será exaltado su poder» (Sal 89:24).

Por último, la cuarta cosa que produce la Unción en nosotros, es que podremos influenciar a otros. «25Asimismo pondré su mano sobre el mar, Y sobre los ríos su diestra» (Sal 89:25). El mar en la biblia simboliza gente. La unción comenzó a fluir a través de David. Dios es un Dios miltiplicador, el no está limitado, cuando realiza algo, lo hace para que sea multiplicado. Por medio de la unción sobre nuestras vidas, muchos se salvarán. Reconocerán a Jesús como Salvador, y ellos mismos vendrán a ser ungidos por el Espíritu Santo. Por ello, es importante conocer a Dios, entregarnos completamente a él, y dedicarnos en santidad. Apartarnos del pecado, ser personas perdonadoras y conciliadoras, evitando contiendas y mezquindades mundanas.

Que en este día, pueda comenzar esa búsqueda profunda de Dios. Y meditando en la palabra, el Espíritu Santo de Dios pueda venir sobre su vida de manera poderosa.

Dios le bendiga!

Profeta,

Graciela Meneguzzi