La conquista de la libertad

La única cosa en el mundo que ninguna realigión puede reclamar como posesión propia, es la oración.

«También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar» (Lc 18:1).

La oración es un tema universal. La razón, es por la necesidad que tiene todo ser humano creado por Dios, de relacionarse con su Creador. Si no tenemos la práctica de la oración diaria, es imposible, que podamos saber lo que Dios desea enseñarnos. Los principios de la oración, tiene como propósito llevarnos a una experiencia de cambio de vida. En este devocional, solo hablaré de uno, por ser el más importante de todos. Tanto, que es casi incomprensible, que muchos se pierdan tan grande bendición, como lo es, la de compartir tiempo con Dios.

«5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. 7 No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal; 8 Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos» (Pv 3:5-8).

Si ha leído éstos versos, cabe preguntarse, como es que uno puede llegar a confíar en Dios al punto de apoyarse en él, y en su prudencia, más que en la nuestra. Primero debemos saber que la oración es un viaje a su presencia, por lo cual es un proceso. Hemos aprendido desde niños, a enmascarar nuestros sentimientos, estados de ánimos y emociones. Los hechos más viles, por lo cual muchos hoy carecen de libertad, ocupando lugares en cárceles, es por la razón de haber mantenido cautivos por mucho tiempo todos esos sentimientos. Por no encontrar con quien compartir, en libertad y confianza.

Y digo qe es un proceso, porque no es fácil. Liberar todo lo que sentimos, abrirnos y confiar que seremos comprendidos y aceptados, tal como somos. Vivimos en una sociedad de apriencias. Se cree que, para tener éxito o ser apreciado, debemos mantener una apariencia aceptable. De todos modos, hemos sido testigos de que en un momento u otro, todo se manifiesta. Y acabamos siendo expectadores de cosas impensadas, de actos realizados por personas inimaginables. Nada puede permanecer mucho tiempo atrapado, pues, la persona real finalmente se manifestará.

De eso exactamente se trata la oración; de confianza. Uno comparte con libertad y paz, cuando confía con quien lo hace. Cuando puedes expresarte por completo, así como eres, entonces puedes ser restaurado y establecido. Luego, que hayas obtenido esa libertad, de poder ser tú mismo delante de Dios, abriendo tu corazón, sabiendo que el te conoce, te acepta y te perdona. Asegúrate, de mantenerte en su presencia el tiempo neceario para oír su voz. Es entonces que en ese proceso, desarrollarás nuevos niveles de comunicación con Dios. Recuerda, que la oración, sobre todo, se trata de confianza, de sentirte aceptado y perdonado. Luego será muy fácil desear complacer a Aquél que te amó de esa manera.

Que hoy sea el comienzo de ese maravilloso viaje a su presencia.

Dios le bendiga,

Profeta, Graciela Meneguzzi